¿Quién fue Lucien Briet?
Antes que todos ellos, ya habían llegado al Alto Aragón los "precursores" del viaje "más allá de los Pirineos". Provenían de una clase alta y pudiente, que llegaba al sur de los Pirineos tras alargar su estancia en alguno de los grandes establecimientos termales del sur de Francia, tan de moda en la época: los balnearios de Eaux-Bonnes, Bagnères-de-Luchon, Cauterets o Saint-Saveur, fueron destinos predilectos de la alta sociedad francesa, entre la que se situaba la granadina Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III.
Eaux-Bonnes hacia 1850 |
Lucien Briet es la figura fundamental de los pirineístas tardíos de finales del siglo XIX, también conocidos como "divulgadores". Si algo hace único a Briet es la magnitud colosal de su obra, formada por notas, artículos y una colección de 1.600 placas fotográficas de las que 900 hacen referencia al Alto Aragón. También fue el descubridor del potencial turístico de los cañones de Guara (Vero y Mascún), así como un firme defensor de la creación del Parque Nacional de Ordesa, objetivo que vio realizarse en 1918.
Lucien Briet y su cámara |
¿Pero quién fue Lucien Briet?
Lucien Henri César Briet nació en París, en la calle Flandes, el 2 de marzo de 1860, en pleno Segundo Imperio Francés. Huérfano de madre, su padre se vuelve a casar, pero Lucien no se entiende con su madastra, y una de sus tías pasa a encargarse de su educación y manutención. Obtiene una licenciatura en Letras y comienza a interesarse por la poesía, la historia, la espeleología, la exploración y la fotografía.
Su tía también le ofrece una cómoda existencia en la que no le falta de nada. El joven Lucien Briet no retiene sus excesos, llevando una vida noctámbula y despilfarradora y forjando un carácter incorformista y anticlerical. Deserta del servicio militar en 1880, teniéndose que exiliar a Bélgica durante 4 años. A su vuelta a Francia es llevado a un consejo de guerra y condenado a 2 años de trabajos públicos. Es después perdonado y enviado durante un año de servicio a África en el Regimiento de Infantería. En 1886 es finalmente liberado de sus obligaciones militares, y vuelve de nuevo a su casa de Charly-sur-Marne, donde se centra en su interés por la fotografía. En 1887 recibe la noticia de la muerte de su padre.
En 1889, y con 29 años, Briet viaja hasta el Pirineo financiado por su tía, que no duda en sufragarle sus costosos viajes hasta edad muy madura. Lucien queda conquistado por la cordillera, y decide consagrar su vida a su estudio y exploración. Deviene miembro del Club Alpin Français, secretario de la Société de Speleologie y no tarda en publicar artículos en revistas especializadas y realizar conferencias en la Société Géographique de Paris.
Hasta 1903 sus visitas al Alto Aragón son breves, de apenas una semana, y circunscritas al entorno de Torla, Ordesa y Monte Perdido, pero a partir de 1904 alarga sus estancias durante un mes y medio, llegando hastas los 70 días del último año de su visita, en 1911. Entre 1904 y 1911 y de manera interrumpida Lucien Briet emprende un viaje de 27 horas en tren hasta Gèdre para desde allí cruzar a pie el puerto de Boucharo en compañía de un guía y dos mulas cargadas de material fotográfico. Una especie de obsesión se apodera de sus apuntes y notas de viaje.
Durante 8 años explora un territorio delimitado al oeste por la línea Torla-Huesca, al sur por la carretera Huesca-Barbastro y al este por el río Cinca, fijando su campamento base en Boltaña, en el Parador de San Martín. Establece relación con la población local, en algunos casos de amistad, como Ramón Viu de Torla, Lorenzo Viu de Boltaña y Joaquín Buisán de Lavelilla. En España es considerado como un héroe y la propia Diputación Provincial de Huesca se encarga de recopilar sus diarios de viaje y fotografías y publicarlos en 2 obras: Bellezas del Alto Aragón, con Briet todavía en vida (1913) y Soberbios Pirineos de forma póstuma.
Tras su viaje de 1911 Lucien Briet ya no volverá al Alto Aragón. Se ve obligado a casarse por una cláusula testamentaria por la que no heredará si no se casa y tiene descendencia. Se casa en plena Gran Guerra, el 17 de enero de 1916 a los 56 años con Marie-Louise Chamblin, hija de su antigua ama de llaves y treinta años más joven que él. De su unión nacerá una niña. Dedica los últimos años de su vida a poner en orden sus manuscritos, clasificar sus fotografías y reescribir sus textos, reavivando su nosaltalgia con los recuerdos.
Muere el 4 de agosto de 1921 en la ruina más absoluta con apenas 61 años. Deja una viuda y una hija en una situación precaria, lo que les obliga a subastar todo el mobiliario y su biblioteca. Louis Le Bondidier, fundador del Museo Pirenaico de Lourdes, conoce la noticia, y consigue llegar a tiempo para evitar la destrucción de los manuscritos, apuntes de viaje y fotografías. Desde 1922 una estela erigida por suscripción pública a la entrada del Parque de Ordesa conmemora su memoria.
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